En todas las negociaciones de sueldo, llega el momento en que la
contraparte pone una oferta sobre la mesa. Ese es el momento en que el
balón queda en tu lado de la cancha. A menos que quieras aceptar esa
oferta o salir caminando de la sala de juntas, tienes que presentar una
contraoferta.
Seguramente escucharás toda clase de consejos para hacer una
contraoferta y la realidad es que muchos de ellos no son particularmente
útiles. Por ejemplo: un amigo tal vez te diga, “siempre pide el 20% más
de lo que estás dispuesto a aceptar, siempre te puedes retractar”, un
compañero te puede decir, “Siempre aumenta el 10% a lo que te
ofrecieron. Los empleadores siempre están tratando de devaluarte”.
Aún cuando estas tácticas puedan funcionar en algunas ocasiones, tienen
fallas significativas. No sólo te llevan a utilizar figuras arbitrarias,
sino que esas figuras pueden no estar relacionadas con lo que tú
realmente quieres o necesitas obtener de la negociación.
He aquí algunos prácticos consejos que te pueden ayudar a desarrollar
contraofertas de sueldo que te ayuden a alcanzar tus metas.
1. Prepárate
Antes de que comience la negociación, tómate el tiempo de investigar los
sueldos estándar para el cargo al que aplicas. Establece un rango de
sueldo razonable, un paquete de prestaciones típico y un plan de
compensaciones (por ejemplo: acciones, seguro, bono anual y bono de
desempeño). Este trabajo previo te permitirá conocer el rango en que el
acuerdo debe establecerse para que resulte satisfactorio.
Ahora, a partir de estos puntos generales, determina el paquete de
compensaciones más favorable para ti. Debes ser capaz de justificar este
paquete considerando tu campo, experiencia, conocimiento y
credenciales.
Asegúrate de que este paquete cubra tus necesidades reales – si dejas
pasar algo, seguramente tendrás problemas para pedirlo después. Este
paquete es tu contraoferta.
2. Se firme
La mayoría de los negociadores cometen el error de lanzar una
contraoferta arbitraria y después se tienen que retractar de ella porque
no pueden justificarla o porque se enfrentaron a una reacción hostil.
Evita esta trampa diseñando una contraoferta razonable y apropiada – una
que tenga como base la información que reuniste en tu investigación – y
que te permita mantenerte ahí hasta que la otra persona presente una
razón persuasiva para que la cambies.
Con “persuasiva” me refiero a un argumento basado en información
adicional o información que justifique un esquema o paquete distinto al
que tú habías desarrollado. Por ejemplo, un empleador puede decir: “Sé
que algunos de nuestros competidores están ofreciendo esquemas de sueldo
más altos. Sin embargo, ellos son mucho más grandes que nosotros y
esperan que trabajes mucho más tiempo por mayores clientes. Nosotros
ofrecemos un sueldo que te permite tener calidad de vida y que tu
trabajo realmente tenga un impacto en la compañía”.
Un ejemplo de un argumento no-persuasivo sería, “Tu contraoferta es muy alta. No podemos darte eso”.
3. Se astuto
Mantén tu objetivo en mente. Tu meta en la negociación es alcanzar un
acuerdo que satisfaga tus intereses, no ganar una batalla entre dos
posturas encontradas. Si con tu contraoferta no estás llegando a ningún
acuerdo, no te instales en ella ni la defiendas hasta la muerte.
En su lugar, piensa en otra propuesta que cubra tus necesidades e
intereses, que esté sustentada con información y lánzala como otra
posibilidad. Usa tu energía para generar soluciones y no para pelear
grandes batallas.
La negociación se trata de intercambiar ideas, posibles soluciones e
información. Las ofertas y contraofertas son los pasos típicos de este
baile. Cuando hagas una contraoferta, constrúyela con bases de rigurosa
preparación y razonamiento. Si lo haces, te descubrirás mucho más
efectivo al momento de negociar, así como mucho más relajado
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